miércoles, 18 de junio de 2008

Brasil encara a Argentina para salvar a Dunga







El fútbol siempre da revanchas (al que sabe aprovecharlas). Hace un año Argentina perdió la final de la Copa América contra los brasileros. Hoy tiene la oportunidad de cobrarse la revancha en Belo Horizonte.


Según el diario brasilero Lance, Brasil encara a Argentina para salvar a su entrenador Dunga.


Para Dunga, técnico da Seleção Brasileira, uma vitória no clássico contra a Argentina, nesta quarta-feira, às 21h50min, no Mineirão, vale mais que três pontos na classificação das Eliminatórias Sul-Americanas para a Copa do Mundo de 2010. Balançando no cargo, o treinador precisa de um bom resultado em Belo Horizonte para se tranqüilizar.
Enquanto treinador do Brasil, Dunga - longe de ser unanimidade desde sua contratação, após o fracasso na Copa de 2006 - nunca esteve tão pressionado. A equipe vem de dois fracassos seguidos: derrotas por 2 a 0 em amistoso contra a Venezuela e em partida das Eliminatórias contra o Paraguai, esta no domingo passado.
A fase preocupa para a partida, mesmo com o notável desempenho de Dunga como técnico diante dos argentinos: duas vitórias por 3 a 0 (amistoso em Wembley, em setembro de 2006, e final da Copa América, em julho do ano passado).
Para evitar novo vexame - desta vez em casa -, o treinador deve fazer mudanças em relação ao time que jogou em Assunção. No meio-de-campo, Anderson e Julio Baptista estão cotados para as vagas de Josué e Diego, respectivamente. No ataque, Adriano pode desbancar Luis Fabiano.
Os três foram testados na atividade realizada nesta terça-feira, durante o reconhecimento do gramado do Mineirão, e podem ser as novidades na Seleção. Curiosamente, dois deles têm boas lembranças de jogos contra a Argentina.
Em 2004, Adriano fez o gol que levou a decisão da Copa América contra os hermanos para a decisão por pênaltis. Deu Brasil. Ano passado, também pela final da competição sul-americana, foi a vez de Julio Baptista deixar sua marca e ajudar a Seleção a faturar o bicampeonato.
Para facilitar a missão do Brasil - e, conseqüentemente, de Dunga -, a Argentina terá importantes desfalques para a partida: os volantes Verón e Mascherano se machucaram no empate em 1 a 1 com o Equador, em Buenos Aires, no domingo. O primeiro está vetado e sequer veio ao Brasil, enquanto o outro ainda é dúvida. Seus substitutos devem ser Gago e Battaglia.
Na defesa, há outro problema. O zagueiro Demichelis levou o segundo cartão amarelo no fim de semana e está suspenso. O técnico Alfio Basile convocou Bottinelli para o jogo, mas a vaga deixada pelo defensor do Bayern de Munique deve ser disputada por Coloccini e Gonzalo Rodríguez.
El diario Olé de Buenos Aires reza en su portada: HAY QUE JUGAR A LO GRANDE. "Hoy es el partido para cortar la mala racha ante Brasil y echar a Dunga. ¿Pasa algo entre Riquelme y Messi? Con el clásico rival enfrente, no estamos para pavadas".
Por su parte, La Nación habla de un clásico mundial con urgencias: La Argentina se medirá con Brasil; el gran choque tendrá como denominador común la necesidad de ambos equipos de levantar el nivel.
BELO HORIZONTE, Brasil.- En el fútbol, la idea de las "necesidades" siempre aparece cerca de expresiones infinitamente menos categorizadas que las que encarnan Brasil y la Argentina. Normalmente sería impropio darle a un choque entre los dos gigantes continentales un contexto de urgencias. La coyuntura actual eligió otra cosa. El clásico de esta noche, a las 21.50, está marcado por el patrón de dos equipos que necesitan una rápida reivindicación. Acostumbrada a levantar polvareda donde llegue, la selección se insertó anoche en un ambiente que tiene la mirada más clavada en sus tensiones interiores. La Argentina trajo consigo las propias, que no eran pocas desde lo futbolístico, a partir de una actuación frente a Ecuador que no quedó disimulada detrás del empate angustioso. Según los trascendidos más frescos (ver aparte), el plantel nacional también se dejó alcanzar por la tendencia de los choques internos, tan extendida en estos días entre planteles jerarquizados del fútbol doméstico. Hay que anotar el dato como un factor en contra, que no sirve precisamente como un estímulo ante un compromiso tan exigente. En sus debates de grupo sería más productiva la búsqueda de una superación futbolística que esta noche será imprescindible. Por más aturdido que haya quedado Brasil tras su debacle ante Paraguay, se conocen de sobra sus potencialidades y lo que significa como adversario para la Argentina. En este largo camino hacia Sudáfrica 2010, cada eslabón alimenta al que sigue. Lo visto el domingo recuerda que no es aconsejable descansar en ciertas verdades establecidas: el universo futbolístico da por descontada la clasificación para el Mundial, pero esa seguridad pide que los tropezones no se hagan caídas prolongadas. La oportunidad para salir del bache está ante el rival más estimulante y complejo para la Argentina. El camino se allanará si el equipo encuentra, por fin, la fluidez colectiva que se le reclama. El repaso de su lista de estrellas ya no alcanza para tranquilizar; justamente, la gran paradoja es la demora en encontrar un funcionamiento digno de tanto talento junto. A Basile nadie lo mueve de su debilidad por Riquelme, pero es hora de que el hombre de Boca le dé una razón que trascienda el valor de apariciones aisladas o la buena pegada. Con Ecuador, ni esa virtud lo rescató de una tarea muy pobre. Y la de hoy es una buena ocasión para que Messi despliegue su capacidad de desequilibrio. La desconexión entre ambos es la negación lisa y llana de todo el proyecto ofensivo de la selección. La ausencia del suspendido Demichelis es muy mala noticia para la defensa; la de Verón abre la puerta para restaurar la pareja Gago-Mascherano, que tan bien funcionó en el 4-1 ante México. Tal vez se haga lugar para la altura de Cruz en lugar de Agüero, que el domingo no conformó. Lo seguro es que el técnico volverá al sistema con cuatro defensores y, tal vez, preferirá una postura menos ofensiva que lo usual. El laberinto de la selección chocará con el de los brasileños, cuyo DT, Dunga, enfrenta turbulencias en aumento. Tras las derrotas con Venezuela y Paraguay lo han tratado de "burro" y en las conjeturas periodísticas ya le buscan sucesor. Como siempre, de este Brasil-Argentina ninguno saldrá parado igual que como entró. (Andrés Prestileo, Enviado especial La Nación).
LAS CLAVES
Salir del estatismo
La Argentina necesita reencontrar el circuito de juego y la profundidad que no tuvo con Ecuador. Necesita algo distinto del estatismo que mostró el domingo.
La aparición de las figuras
En un equipo mayormente sustentado por sus individualidades, es necesario que aparezcan Riquelme (capaz de activar el ataque) y Messi (aporta desequilibrio).
Mostrar un equipo seguro
A la selección le será imprescindible no exhibir inseguridades ante un rival que últimamente lo superó con claridad. Además, le servirá saber aprovechar sus urgencias.

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