Un texto de Guillermo Oshiro titulado LA CAPITAL SIN BRILLO nos recuerda que la rojiblanca enfrenta al 'cuco' del momento: actuales campeones Olímpicos con sus dos enanos diabólicos (Messi y el Kun).
La capital sin brillo
Por Guillermo Oshiro
Quizá sea la humedad, tal vez la contaminación o a lo mejor es una mezcla de las dos. Lo cierto es que Lima no ha sido la Ciudad de los Reyes, no ha sido el escenario propicio para que los genios, vistiendo su camiseta nacional, derrochen su indescifrable magia que les otorgó la condición de mejores futbolistas del planeta. Ni Diego Maradona ni Ronaldo mostraron su patente ante la hinchada peruana, ambos se marcharon como cualquier hijo de vecino, insultados y sin celebrar una victoria.
Lo sufrió un Maradona en pleno esplendor --justo un año antes de coronar su reinado en México 86--, en el Estadio Nacional donde se cruzó con su peor pesadilla, con ese mismo hombre que hipnotizó sus movimientos con las manos y lo hizo ver como un ser humano con dos pies derechos. La zurda del 'Pelusa' jamás pudo zafarse de la inolvidable e inigualable marca chiclosa de Lucho Reyna, esa que rozó con la ilegalidad.
Maradona había llegado al Sheraton limeño generando una expectativa solo vista en los inolvidables tiempos de Pelé --el 'Rey' que deleitó con el Santos, pero no vino con Brasil--, desatando tal euforia que a nadie le importó saber quiénes eran sus socios en ese equipo que dirigía Carlos Salvador Bilardo y que se jugaba la clasificación en las Eliminatorias. Era Diego y diez más, así que no faltó quien lo asediara e intentara eternizar el momento con una foto o un autógrafo del 'Pibe de Oro'. Pero los hinchas peruanos también le recordaron a su madre y lo hicieron sentir más visitante que nunca.
Ese cúmulo de energías negativas finalmente surtió efecto la dominical tarde del 23 de junio del 85 en un abarrotado Nacional. La estrategia de Roberto Chale tuvo un resultado inesperado: el '10' argentino no hizo acto de presencia, gracias a Reyna, y un gol de Juan Carlos Oblitas bastó para decirle a Argentina que en Lima, con o sin Maradona, mandaba Perú. La revancha en Buenos Aires fue otra historia, pero en la capital la selección hizo respetar la casa y eso nunca lo olvidará el 'Pelusa'.
CON PINTA DE EX
Ya sin el peinadito huachafo que lució en Corea-Japón 2002, Ronaldo llegó un año después a Lima para disfrutar la vida de rey que le otorgó su tercer máximo galardón de la FIFA como mejor jugador del mundo. Llegaba al partido por la Eliminatoria con la fama vigente del goleador peso pesado en tierras asiáticas. Kilo por kilo --ya empezaba a romper balanzas-- seguía siendo el delantero siempre hambriento de gol.
'Ronnie', el mejor solista de una lujosa banda compuesta por Cafú, Rivaldo, Kaká, Ze Roberto, enfrentaba al equipo de Paulo Autuori con todos los boletos de favorito en el bolso. El hincha no quería perderse tremendo partido ante la selección más poderosa del mundo y agotó las entradas en unas cuantas horas. El espectáculo estaba asegurado, pero el delantero no estaba listo para Lima.
El atacante estrella del Real Madrid había sufrido semanas atrás una ruptura sentimental con su esposa Milene, lo que terminó siendo la comidilla en el Monumental, donde no faltaron los gorritos con enormes cachos ni los gritos recordándole la infidelidad de su ex. Si no fuera por su robusto físico, Ronaldo habría pasado desapercibido.
El equipo de Carlos Alberto Parreira se llevó un 1-1 --goles de Rivaldo y Solano-- a casa que nunca está mal, pero jamás nos enteramos de que 'Ronnie' estuvo en el coloso de Ate, porque solo vio pasar la pelota de un lado para el otro y apenas si intervino en el juego.
Ahora el turno es de Messi, la 'Pulga' argentina que saca roncha a los rivales con su escurridiza habilidad. Lio es el principal atractivo de la noche de mañana y seguramente el hincha llenará el Monumental, aunque en Lima la gris nunca suelen brillar las estrellas.
OPINIÓN (*)
"Es posible anular a Messi"*
Para ganarle a Argentina, el seleccionado peruano debe jugar con confianza. Argentina es un equipo muy compacto y hay que tener mucho cuidado con los contragolpes porque la gente de Basile, además de saber tener la pelota, la administra muy bien. Hay que quitársela rápido y saber controlar a sus hombres de punta; sobre todo a Messi, que es un jugador que improvisa, que desequilibra y rompe defensas. La noche que le ganamos a los argentinos por 2-1 le hicimos a Messi una marcación en zona, con mucha presión y doblaje. Lo eliminamos siempre, a pesar de que es un gran jugador que en cualquier momento te desequilibra. Es posible anularlo. Messi juega más por los costados que por el medio. Entonces, los laterales tienen que saberlo recibir y anticipar. Hacer el reparto corto para que en la improvisación no supere defensas. Hay que llenar con hombres la zona de juego, ya que cuanto menos reciba, mejor.
Pienso que no hay la menor duda de que Perú puede hacerle daño a Argentina y ganarle. Perú tiene fútbol para atacarlo. El futbolista peruano es de una excelente improvisación. Me parece que deberá ser muy ordenado y recuperar rápido la pelota, porque el equipo argentino administra y maneja muy bien el balón. Paraguay, el último sábado, tuvo la virtud de quitarle la pelota sin pausa, presionarlo y salir rápido. Lo mismo hicimos nosotros: no dejar que tenga el balón mucho tiempo, sin temor de atacarlo.
Mascherano le hará mucha falta al equipo de Basile porque es la base. El triunfo sobre Venezuela puede ser el preámbulo para esos partidos brillantes que a veces tiene Perú. Este miércoles tendrá que jugar bien.
(*) Jorge Luis Pinto. Entrenador de Colombia
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